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Mireia Oriol, protagonista de 'Soy Nevenka': "Me he cansado de ser una niña buena: no sirve para nada"

Mireia Oriol ha viajado al pasado. El suyo y el de España. En Soy Nevenka presta su piel a la primera denuncia de acoso sexual de la política española. Como en la pantalla, con la colección de alta joyería de Bulgari, la actriz brilla.

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Mireia Oriol lleva vestido de lana con bolsillos, de Givenchy. Collar Serpenti de alta joyería, de Bulgari.
Mireia Oriol lleva vestido de lana con bolsillos, de Givenchy. Collar Serpenti de alta joyería, de Bulgari.ERIK VON FRANKENBERG

con El invierno pasado, a lo largo de toda una jornada laboral, Mireia Oriol, de 28 años, se convirtió en la principal seguidora de la concejal de Hacienda de un pueblo de Barcelona. La actriz se pegó a sus pies. Observó los movimientos, los contratiempos, las reuniones y las palabras con que peloteaba aquella política que entraba y salía de un ayuntamiento al cargo de unas 12.000 personas junto a la Costa Brava. De sus gestos debía succionar un oficio. De las voces que después escuchó en vídeo la actriz logró incluso extraer diálogos completos. Tantos plenos de ayuntamiento estudió Oriol que las palabras que había memorizado pidió reproducirlas en el guión.

El pasado marzo, frente a la cámara de Icíar Bollaín, se transformó en Nevenka Fernández, la concejal ponferradina que en 2001, antes de alcanzar la treintena, se convirtió en la primera denunciante de un caso de acoso sexual en la política española. Fernández ganó en los tribunales y perdió en la calle. Las manifestaciones a favor de su acosador y las tertulias televisivas que convertían su formación profesional en justificación de una ambición laboral desmedida bloquearon la carrera de Nevenka.

En Dublín, después de trabajar en fábricas de procesamiento de pollo, la economista rehizo su vida, hoy, encarnada en Mireia Oriol, película.

Estola en doble raso de seda, de  Redondo Brand; collar Le Magnifiche de alta joyería y anillo Le Magnifiche de alta joyería, todo de Bulgari.
Estola en doble raso de seda, de Redondo Brand; collar Le Magnifiche de alta joyería y anillo Le Magnifiche de alta joyería, todo de Bulgari.ERIK VON FRANKENBERG

¿Qué sabías de ella antes de leer el guión de Soy Nevenka?
Nada. Cuando me llegó el casting investigué, pero yo tenía cuatro años cuando sucedió aquello. En casa sí les sonaba -«esa chica política de León, ¿no?»-. Empecé a ver el documental de Ana Pastor y luego leí el libro de Millás. Así me fui enterando.
Esta es una película de ficción sobre un caso real y personas vivas. La ficción es una herramienta poderosa porque para un público grande se convierte en verdad. ¿Te provocó algún conflicto?
Es verdad que había un plus: quería que ella se sintiese orgullosa. Al final estaba siendo muy generosa con algo terrible que le sucedió. Quería estar a la altura. Hubo una presión que me puse yo misma que enseguida se fue, porque tanto ella como Icíar tenían muchísima confianza en mí, más que yo misma. Como mujer, meterme en esos sitios me colocaba en un lugar muy vulnerable. Había un rechazo físico a estar en ciertas emociones. Después de algunas secuencias me quedaba muy tocada.
Hay momentos muy bajos para el personaje: abusos, ataques de ansiedad, depresión. ¿Han dejado huella en ti?
Sí, pero de una manera muy positiva. Al principio empecé el rodaje muy insegura y mi cuerpo no quería acompañarme. Estaba cagada de miedo. Icíar y Urko [Olazabal, actor que encarna a su acosador] me apoyaron incondicionalmente. Fueron mi red de apoyo. Y para mí, trascender esos miedos y aprender a trabajar desde otro sitio fueron cosas que hasta ahora no había tenido que hacer. Yo sentía todo el rato que yo vivía una película que no era la misma que la que veía el resto. Los concejales, por ejemplo, estaban en el bando del agresor. Del lado de la víctima sólo estaba yo. Aprendí a hacer lloradas después de las secuencias. Terminábamos y yo, con toda confianza, decía: «Oye, me voy a llorar y ahora vuelvo». Me iba, hacía una lloradita, me abrazaban y seguíamos.
¿Y qué idea tenías de Bollaín?
Yo empecé la carrera de Comunicación Audiovisual porque me encantaba el cine. Ahora también. Pero una de mis pelis favoritas era Te doy mis ojos de Icíar. Sólo acceder a esta prueba, con gente importante en tu vida y en la historia del cine... Icíar hace cine de mujeres valientes, en camino de sanación.
O sea, que lo que dice Winona Ryder sobre las actrices jóvenes, que asegura que no ven cine, que sólo actúan, a ti no te sucede.
No. También es cierto que yo empecé la carrera porque me encanta escribir y quería ser guionista. Pero no te voy a mentir: a mí me pasaron el primer día una lista enorme de películas básicas. Había visto tres de 60. Pensé: «Vale, me tengo que poner las pilas». Vi toda esa lista y a partir de ahí ya empecé a ver clásicos. Ahora consumo mucho cine.
¿Y qué escribes?
Ha sido siempre una herramienta para ordenar momentos de mi vida que mientras sucedían no entendía. Hace bastante que estoy con el guión para una película. Ahora somos dos trabajando y buscando a una nueva compañera de viaje.
Si te gusta escribir, ¿lees?
Sí, pero también es algo que he desarrollado de mayor. De pequeña me desconcentraba. Leo ensayos de feminismo, psicología, filosofía. También novelas románticas, como las de Sally Rooney. Y algunas más clásicas, como La insoportable levedad del ser, que la he leído unas tres veces.
Mono, de Max Mara, y collar Color Treasures de alta joyería, de Bulgari.
Mono, de Max Mara, y collar Color Treasures de alta joyería, de Bulgari.ERIK VON FRANKENBERG

¿Qué relación habéis mantenido con Nevenka a lo largo del rodaje?
Ha estado superinvolucrada desde el primer momento. Yo la conocí antes porque le dieron un premio en el Ministerio de Igualdad. Fue breve. Después fui a visitarla a Irlanda y pasé una tarde en su casa. Después vino al rodaje, dos o tres veces, y nos hemos ido mandando mensajes. Me mandó uno de agradecimiento muy bonito cuando vio la película completa. ¡Tendría que ser totalmente al revés! Es muy abierta, amable y generosa con su historia.
¿Temía el resultado de la película?
Cuando nos conocimos en el Ministerio, ella sí que me miró y me dijo: «Yo veo en tus ojos que tienes la verdad para contar esto, me quedo tranquila». Creo que si se lanza, se lanza.
Cuando Nevenka cuenta lo que ha pasado a su madre, ella responde «te lo dije». ¿Para qué sirve un te lo dije?
Es un tipo de sociedad que ya está viendo lo que puede pasar, conoce a esos hombres depredadores, y deja que la responsabilidad vuelva sobre la víctima. Esa idea que dice que las mujeres tienen que controlar a un hombre que no puede controlar su deseo de quererla o poseerla. Ese te lo dije forma parte de la cultura machista, es estructural. Hace que recaiga en la mujer la responsabilidad de parar a ese abusador.
Maxivestido en tafetán de seda, de Redondo Brand; collar Le Magnifiche de alta joyería; pendientes Le Magnifiche de alta joyería, y reloj secreto Serpenti, todo de Bulgari.
Maxivestido en tafetán de seda, de Redondo Brand; collar Le Magnifiche de alta joyería; pendientes Le Magnifiche de alta joyería, y reloj secreto Serpenti, todo de Bulgari.ERIK VON FRANKENBERG

En el último tercio de la película aparecen clips de televisión en los que gente conocida, como Ana Rosa, y anónima se preguntan cómo alguien con un máster permite que abusen de ella o que puntualizaban que si ha habido una relación no hay acoso. ¿Cómo crees que se siente tu generación con respecto a este tipo de reacciones?
Ya, es una cosa muy muy casposa. El sentido común español ha cambiado, sobre todo desde el caso de La Manada. Ha habido un cambio de posicionamiento, ahora a favor de la víctima. Esas posturas ya no se ven a puerta abierta. Con la puerta cerrada seguramente todavía hay mucha gente que sí lo piense. La película intenta responder a esa pregunta que todos nos hemos hecho en algún momento, incluso quienes nos consideramos feministas y activistas: ¿por qué se quedó allí? ¿Por qué no se movió?¿Por qué lo permitió?Intenta explicar cómo es el derribo de la identidad de la persona que dejas de ser. Las violencias ejercidas durante tiempo de una forma tan sistemática son muy inteligentes: quien la efectúa sabe que lo que está haciendo destruye la personalidad de quien las sufre. Leí en algún lado que cuando te tocan el culo ya no eres nadie. Te transforman en un objeto. Así te van apagando para convertirte en una cosa que no puede responder por sí misma. Responsabilizar a quien recibe el golpe en lugar de a quien lo da es una cosa muy antigua. Estos señores van a existir toda la vida. Lo bueno es que cada vez las nuevas generaciones, incluso las actuales, somos más conscientes de cómo abordarlo. Lo hablamos entre nosotras, hay más herramientas. Pero conversaciones machistas va a haber. Solo me viene la imagen de la cola de todos los violadores de Giséle Pelicot en el juzgado. Hay una total impunidad. Cada vez menos impunidad, pero legalmente todavía falta mucha presión.
Quizás es más la sensación de impunidad de quien lo comete que la impunidad legal, ¿no? Si se descubre y denuncia, se castiga.
Es una sensación... Leí muchísimo sobre este tipo de personas, pero la verdad es que es una mente que no termino de comprender. Urko, por ejemplo, intentó aplacar la empatía con su personaje, que incluso encuentra un disfrute en el mal que hace. No entiendo cómo funcionan esas personas.
Vestido drapeado blanco, de Stella McCartney; falda pantalón de lana negra, de Michael Kors, y zapatos de tacón en piel,
de Givenchy; collar y reloj secreto Monete de alta joyería con camafeo Junos y anillo
Color Treasures 
de alta joyería, todo de Bulgari.
Vestido drapeado blanco, de Stella McCartney; falda pantalón de lana negra, de Michael Kors, y zapatos de tacón en piel, de Givenchy; collar y reloj secreto Monete de alta joyería con camafeo Junos y anillo Color Treasures de alta joyería, todo de Bulgari.ERIK VON FRANKENBERG

Las escenas de sexo son muy violentas. ¿Cómo las viviste?
Hubo bastantes nervios, sobre todo antes del rodaje. Nos incomodaban a todos. Lo hablamos muchísimo, se coreografió e Icíar no nos hizo repetir más de la cuenta. Yo lo pasé regular en la escena de semiconsentimiento. Era muy distinto lo que yo sentía respecto a la situación de lo que realmente estaba viviendo el personaje, más complaciente con la fascinación por el poder, con alguien carismático que de entre toda la gente te está eligiendo a ti. Fue uno de esos días en los que yo dije: «Oye, paro un momento, voy a llorar y seguimos». Notaba la angustia. Nadie lo pasó bien.
¿Has tenido, como parece que lo hace Nevenka, la sensación de ser la más pequeña de la sala y de no saber qué haces ahí si nadie te va a tomar en serio?
Sí. Siempre, siempre, siempre hay situaciones de este tipo. El de «la niña» ha sido un apodo por el que me han llamado incluso ahora, que tengo 28 años. Y no: la niña ya no es la niña. Hace rato que estoy en el mundo, me entero de las cosas. Supongo que es una forma de infantilizar un poco a la mujer, ¿no? Yo me he encontrado con mucha gente intentando explicarme cómo tengo que hacer las cosas.
Abrigo de lana y mohair, y falda, de Dior; zapatos, de Bottega Veneta; collar Tubogas y anillo Color Treasures, ambos de alta joyería, de Bulgari.
Abrigo de lana y mohair, y falda, de Dior; zapatos, de Bottega Veneta; collar Tubogas y anillo Color Treasures, ambos de alta joyería, de Bulgari.ERIK VON FRANKENBERG

¿Tu aspecto físico también condiciona cómo te tratan?
Sí. Y mi carácter, que es algo sobre lo que me he querido reeducar un poco a mí misma. Siempre he sido muy complaciente, muy callada, lo que se entiende por una buena niña. Siempre he estado dentro de ese patrón. Y a los veintipocos dije: «Este patrón es una mierda, no me sirve para nada». Pero a veces, cuando me veo en entrevistas, digo: «Hostia, es que sigo intentando ser buena y dulce». Es algo con lo que nos han educado.
¿Y qué te pasó para que dijeras «ya está, esto no funciona»?
Que estaba harta. Me cansé de tener una opinión sobre el mundo y que no fuera escuchada, de tener que explicarme muchas veces o ponerme incluso en duda delante de ciertas personas a las que yo daba autoridad. Cuando vi que su opinión no era mejor que la mía, me dije: «¿Pero yo por qué acepto esto, por qué digo que sí si me parece mal?». Y ahí me di cuenta de que aquello era una manera de ser y que podía ser de otra, una más respetuosa conmigo misma y con mi manera de ver la vida.
Abrigo de Redondo Brand; medias, de Falke, y pendientes Le Magnifiche de alta joyería y brazalete Serpenti Tubogas, de Bulgari.
Abrigo de Redondo Brand; medias, de Falke, y pendientes Le Magnifiche de alta joyería y brazalete Serpenti Tubogas, de Bulgari.ERIK VON FRANKENBERG

En Madrid Nevenka encuentra un lugar en el que la escuchan. ¿Dónde está el tuyo?
En los últimos años, en Barcelona. Aquí tengo a mi familia, con la que comparto muchísimo. Y a mis amigas de toda la vida, que son muy de raíz. Y a mi perra, que es también fundamental en mi vida. Hay un búnker que me he creado aquí y que me permite estar muy tranquila con toda la vorágine de la industria. Viví en Madrid durante un año y medio y es una ciudad que disfruto muchísimo. Vamos, yo tengo que ir a Madrid de vez en cuando porque tengo muchísimos amigos, más que aquí. Es una ciudad que me flipa: la gente es como superabierta y siempre me he sentido mejor que en Barcelona. Pero el ritmo frenético es algo que me genera bastante ansiedad a largo plazo. En Barcelona mis amigos no tienen que ver con mi profesión y eso me da paz y me ayuda a relativizar. En Madrid el trabajo ocupa mucho espacio en la vida, incluso en las conversaciones de ocio. Para mí era angustioso estar pensando todo el rato en eso.
Se critica a veces que los actores no se pronuncien demasiado en las entrevistas por miedo a la viralidad. ¿Cómo las afrontas tú?
Yo voy con mucho cuidado, porque se puede malinterpretar muy rápido algo que dices. A mí me angustia bastante. Me pasó una vez y fue por el malentendido de una coma. O sea, ¡de una coma! Lo pasé muy mal porque yo no quería decir eso. Ocupó bastante espacio en mi vida. En una promoción con temas delicados y complejos, como esta, tengo ganas de responder con valentía, pero también se pueden sacar cosas de contexto y que se líe un poco. Y no me apetece, porque no creo que sea lo importante en una promoción. Y, en fin, yo soy actriz, ¿sabes? Tampoco soy... no sé. No quiero que algo que diga cobre más importancia que la película.

ESTILISMO

Anaïs Ibáñez.

MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA

Raquel Álvarez.

ASISTENTE DE FOTOGRAFÍA

Daniel Carretero.

ASISTENTE DE ESTILISMO

Paloma Gutiérrez.